Ayer me vi el documental que hizo Scorsese sobre Dylan.
¡¡Pedazo de documental!!
En el que además de mostrarte la historia de Robert Zimmerman, puedes sumergirte en aquella fantástica época de finales de los 50 a los 60.
En los minutos iniciales de No Direction Home, un Bob Dylan que en apenas cinco años ha pasado del anonimato de una pequeña localidad minera en Minnesota al estatus de ídolo juvenil de toda una generación interpreta su éxito Like a Rolling Stone en un multitudinario concierto.
Es aclamado como nunca por el público, pero también es acusado de traidor por aquellos que consideran contaminantes los sonidos eléctricos que ha ido incorporando al repertorio folk con el que se había hecho célebre.
La voz magnética de Bob Dylan comienza entonces a desgranar unas palabras: «El tiempo… Puedes hacer muchas cosas para que parezca que el tiempo se ha detenido, pero, por supuesto, nadie puede detenerlo»
«Un artista deber tener cuidado de no llegar a ningún sitio donde piense que ya ha llegado … es preciso estar siempre en un estado de tránsito»
Porque esa es también la historia que se cuenta en No Direction Home: la del imposible retorno a casa.
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