El 10 de Diciembre del 2007, la banda Led Zeppelin subió al escenario del O2 Arena de Londres como cabezas de cartel de un concierto homenaje a su amigo y fundador de Atlantic Records, Ahmet Ertegun. Lo que siguió fueron más de dos horas de rock&roll infectado de blues del grupo, un show para el que millones de personas se quedaron sin entrada.
Los miembros fundadores John Paul Jones, Jimmy Page y Robert Plant fueron respaldados por Jason Bonham, el hijo del fallecido batería John Bonham, para interpretar 16 canciones de su catálogo y que incluyó clásicos como Whole Lotta Love, Rock And Roll, Kashmir y Stairway To Heaven.
Aunque 20 millones de personas intentaron conseguir entradas, el primer concierto del grupo en 27 años fue visto solamente por 18.000 fans que ganaron un asiento en un sorteo que se realizó a nivel mundial. El documental del concierto, Celebration day, está a la venta desde el 20 de noviembre. Una recomendación ¡NO TE LO PIERDAS!
La obsesión por los presupuestos de las películas es una prueba más de que el cine es un mundo de locos. Y no sólo a esa manía por promocionar filmes como "el más caro de la historia" y similar, sino también a todo lo contrario: la manía por hallar películas que han costado cuatro perras. Saber que un cineasta ha levantado su filme a partir de un presupuesto ante el cual Steven Spielberg o Michael Bay se partirían de risa queda muy bien en los titulares, por supuesto. Y, además, los bajos costes llevan consigo una alta rentabilidad en caso de que el trabajo le caiga en gracia al público, con lo cual muchas distribuidoras importantes se arrojarán sobre este a la mínima ocasión. No todos los filmes que repasamos en esta lista figuran en como los más rentables de la historia (aunque hay algunos que sí), pero todos ellos han pasado a los anales del celuloide.
Pink Flamingos (1972)
Presupuesto: 40.000 euros (ajustados)
Trabajar los días de semana, y rodar sin descanso en sábado y en domingo: esa fue la receta empleada por John Waters y sus colegas a fin de sacar adelante esta película. El contenido escatológico de Pink Flamingos puede llevar a tomarla como una anécdota, pero aun hoy impresiona saber que el presupuesto de Waters no le permitía repetir tomas (lo cual incluye, sí, esa de Divine, el caniche y las cacas), y que, cuando se les acabó la pasta, el equipo se vio obligado a robar material de rodaje. Con los años y las polémicas, esta cinta tan guarra y tan salvaje se convirtió en un éxito underground, sentando las bases de una de las carreras más gamberras del cine.
Garganta profunda (1972)
Presupuesto: 102.182 euros (ajustados)
En comparación con otros títulos de este informe, el filme de Gerard Damiano parece una superproducción. Un poco sui generis, eso sí, porque estamos hablando de una película porno. El impacto de Garganta profunda sobre la cultura popular de EE UU, y del mundo entero si nos apuras, resulta inconcebible en estos días de descargas en internet y parodias jadeantes, pero hay que señalar que la cinta se exhibió en cines convencionales, contando entre sus fans confesos con Truman Capote, Brian De Palma y Jack Nicholson, entre otros. La historia del filme, no obstante, tiene poco de heroica: el productor 'Butchie' Peraino estaba emparentado con la familia mafiosa de los Colombo, que usó la recaudación como un medio para blanquear dinero, mientras que la protagonista Linda Lovelace afirmó años más tarde que había actuado obligada por su marido.
Cabeza borradora (1977) Presupuesto: 56.400 euros (ajustados) Si John Waters (que es un bala perdida, y a mucha honra) recurrió al latrocinio para financiar Pink Flamingos, David Lynch también empleó medios poco ortodoxos para sacar adelante esta marcianada en blanco y negro. Sólo que, poco dado a las ilegalidades, el genio de Montana tardó cinco años en rodar Cabeza borradora, apoyándose en trabajos como repartidor de periódicos, asumiendo todas las tareas que le fue posible en la producción (desde la dirección a los efectos especiales) y durmiendo en el plató, algo que le provocaba pesadillas que, fiel a su costumbre, Lynch incluía puntualmente en su libreto. Añadamos a eso los esfuerzos de colegas como Terrence Malick por buscarle un mecenas, sin éxito. La noche de su estreno, Cabeza borradora se proyectó ante un público de 25 espectadores. La noche de Halloween (1978) Presupuesto: 851.732 euros (ajustados) ¿En qué se fue la cantidad, casi un millón de dólares de la época, empleada por John Carpenter para esta película? Pues muy sencillo: en comprar un par de cámaras Panavision, a fin de que el producto no le quedase demasiado cutre. Bueno, y también en pagar el sueldo de Donald Pleasance, el único actor de cierto renombre que sale en el reparto: Jamie Lee Curtis, futura estrella, se fue a casa con unos magros 21.000 euros en el bolsillo. Lo cual resulta muy escaso, máxime si consideramos que sus desvelos huyendo del psicópata Michael Myers no sólo inauguraron el género slasher de películas de terror, sino que fueron la médula de la película independiente más rentable de los 70. Mad Max (1979) Presupuesto: 917.437 euros (ajustados) Muchas películas clásicas han partido de coincidencias afortunadas, pero el caso de esta barrabasada australiana bate todos los récords. Para empezar, su director George Miller no tenía formación como cineasta, sino como médico: la idea para el filme se le ocurrió atendiendo a víctimas de accidentes de tráfico en un hospital de Melbourne. Para seguir, su escaso presupuesto le obligó a recurrir a moteros de verdad para los papeles de villanos, lo que redundó en una mayor autenticidad. Y, finalmente, un jovenzuelo llamado Mel Gibson se presentó al casting con la nariz rota y un labio partido (la noche anterior se había batido el cobre en una pelea de bar), lo cual persuadió a los productores de que estaba lo bastante loco como para rodar las escenas de acción sin especialistas. Tal vez por todo ello, Mad Max ostentó durante 20 años el récord Guinness como película más rentable de la historia. Slacker (1990) Presupuesto: 30.000 euros (ajustados) Aunque su nombre no es excesivamente popular, Slacker ha quedado como un triunfo en muchos aspectos. Además de haber recaudado 1.300.000 euros en EE UU durante sus primeros meses en cartelera, este filme armado con medios casi artesanales ganó el Premio Especial del Jurado en Sundance, y se convirtió en heraldo del cine indie y enrollado, abriendo el camino para los futuros éxitos de Reservoir Dogs y Clerks. ¿Cómo se llamaba su director? Pues Richard Linklater: exacto, el mismo Linklater de Antes del amanecer y Escuela de rock. Ay, si todos los cineastas fueran así de coherentes al hacerse famosos... Clerks (1994) Presupuesto: 31.775 euros (ajustados) Otra presencia fija en la lista de filmes más rentables de la historia, Clerks no sólo ha pasado a la leyenda por sus buenos resultados financieros y por la calidad de su guión. También son carne de anecdotario los sinsabores que el gordo de Nueva Jersey tuvo que pasar para sacarla adelante, desde vender su colección de cómics hasta rodar de estrangis (y por las noches) en la tienda donde trabajaba. Es sabido que la perseverancia de Smith tuvo su recompensa: el filme se convirtió en un éxito por sorpresa y le permitió encumbrarse como una de las revelaciones de los 90. Ahora bien: de también hemos de culparla por desastres como ¡Vaya par de polis! y, sobre todo, de Clerks II. El proyecto de la bruja de Blair (1999) Presupuesto: 25.700 euros (ajustados)
Con el cambio de siglo, llegó la revolución. O, lo que es lo mismo, la película más rentable de la historia hasta la fecha, con 191 millones de euros de recaudación, que dio carta de naturaleza al found footage (la técnica usada por [REC] y Project X, entre otras) en el reino de los blockbusters. Con el paso de los años, la calidad de El proyecto de la bruja de Blair ha pasado a ser algo cuestionable, y su éxito aparece más como fruto de una buena combinación de 'boca oreja' y marketing viral que del talento. Aun así, cualquiera les hubiese dicho a Daniel Myrick y Eduardo Sánchez que ese filme que pensaban vender como un producto para TV acabaría cambiando la historia.
Napoleon Dynamite (2004)
Presupuesto: 363.000 euros (ajustados)
Los hermanos (y mormones) Jerusha y Jared Hess no sólo nos demostraron con este filme que una película de éxito puede contar con un protagonista feo como un pecado. También probaron las ventajas que tiene la tecnología moderna para los cineastas emprendedores: el tándem rodó varias escenas en el sótano de su casa, montó el producto usando un ordenador portátil y se las apañaron para que el rodaje durase sólo 22 días, durante los cuales el actor principal Jon Heder cobró sólo 700 euros. Por suerte, la calidad del filme era inversamente proporcional a su coste y, cuando comenzó a exhibirse en festivales, las distribuidoras más importantes pujaron como locas por llevárselo a casa.
Si creías que íbamos en broma al afirmar que El proyecto de la bruja de Blair cambió la historia, será mejor que recuerdes el pelotazo pegado por Oren Peli hace cuatro años con esta película. Al igual que en el filme de Myrick y Sanchez, Paranormal Activity fue rodada sin guión y con una sola cámara, pero allí donde sus predecesores habían precisado de 10 intérpretes y un bosque para meternos el miedo en el cuerpo, Peli se las apañó con dos actores y una sola habitación. Con 146 millones de euros recaudados hasta la fecha, Paranormal Activity también se mantuvo apegada a las tradiciones de la serie B en un aspecto más: fue la primera entrega de una saga que, al menos por ahora, parece interminable.
Who´s Next tenía que haber sido un desastre, ya que eso exactamente lo que las personas que había detrás del proyecto opinaban de él a medida que este avanzada.
El álbum de estudio que debía seguir a la ópera rock de The Who Tommy (obra que marcó toda una época) se pensó originariamente como la banda sonora de una película titulada Lifehouse. Las ideas del líder de The Who Pete Townshend para el guión de la película eran ambiguas y complicadas además de confusas.
Según el resto de los miembros de la banda Y Kit Lambert, cománager del grupo. Lambert no hizo más que sabotear el proyecto. La película se derrumbó cuando dinero prometido para la producción no pudo materializarse. Las sesiones para completar la música en el estudio de Nueva York fueron un fracaso debido a que Lambert era un errático adicto a la heroína.
Townshend, muy afectado, pidió al productor Glyn Johns que mezclara las cintas de Nueva York. Cuando una de las sesiones de John dio como resultado en magnífico “Won't Get Fooled Again" decidieron tomar en consideración la sugerencia de John y empezar de nuevo desde cero.
Cuando Who's Next se materializó el 31 de julio de 1971, no era más que una versión fragmentaria de Lifehouse: la mitad de las canciones estaban cortadas y los temas se ordenaron por razones estéticas, no narrativas. Nada de ello importo en absoluto simplemente a causa de la brillantez de la música: rock atronador y majestuoso como "Baba O'Riley" y "Bargain" se alternaba con bellas y elegantes baladas como "Getting in Tune" y "Love Ain't For Keeping", Interpretadas por los miembros de la banda en su máximo esplendor desde el punto de vista técnico, creando lo que es, por unanimidad, uno de los 12 mejores álbumes que se hayan publicado nunca.
El 10 de diciembre se cumple 50 años del estreno de Lawrence de Arabia y que mejor forma que celebrarlo volviendo a ver una de las películas más grandes de la historia del cine. Rodada a lo grande en 70mm, Lawrence de Arabia es la mayor historia épica del cine, con permiso de "Lo que el viento se llevó".
El desierto es un lugar duro, donde poner a prueba la entereza y la capacidad del ser humano para sobrevivir y buscar sus límites. Para algunos, un sitio donde encontrarse a sí mismos, para lo bueno y lo malo, e incluso de rozar la locura bajo un sol que parece derretir cada grano de arena. Así fue para el militar británico y aventurero T.E. Lawrence (1888-1935), o al menos así lo retrató David Lean en 1962.
Lawrence de Arabia cuenta parte de la Rebelión Árabe de 1916, en plena I Guerra Mundial, a través de una historia extremadamente personal, la de un hombre complicado e incomprendido, que encuentra la liberación de su alma en el desierto. En el inicio de la película Lawrence lleva una vida tan yerma como el desierto que le acaba salvando. El filme es un viaje de un alma atormentada. La idea de periplo épico es algo que el director quiso mostrar moviendo siempre la cámara de izquierda a derecha. Y de fondo, la grandeza del Imperio británico, la complejidad de las colonizaciones, los perjuicios raciales, la homosexualidad y la inmensidad del desierto.
Lawrence de Arabia obtuvo siete de los 10 premios Oscar a los que era candidata, incluidos mejor Película, Director, la preciosa fotografía de Freddie Young y la ya mítica banda sonora de Maurice Jarre a la que tanto deben compositores como John Williams, Jerry Goldsmith o James Horner. Una gran superproducción bajo la tutela de Sam Spiegel, que ya colaboró y chocó su ego con Lean en El puente sobre el río Kwai (1957). Al frente, en su primer papel protagonista, Peter O’Toole, tan enigmático como el personaje que representó. Spiegel quería a una gran estrella de Hollywood, a ser posible a un estadounidense para que el público de allí no rechazara una historia de británicos. La primera idea fue el hombre del momento, Marlon Brando, pero este acabó eligiendo el rodaje de Rebelión a bordo. Al final se decantaron por un actor que no pudiera hacer sombra a Lawrence, mostrado en la película como estrella de todo lo que le rodeaba.
Mucho se ha escrito acerca del único encuentro de los Beatlescon Elvis Presley, en una mansión alquilada en las colinas de Bel Air (Los Ángeles). Los testigos han contado lo que vieron y escucharon aquel 27 de agosto de 1965. Faltaban las palabras de los propios protagonistas. Ahora han salido a subasta unas cintas con una entrevista realizada aquel mismo verano, y en la que los deLiverpoolexpresaban sin reparos lo que opinaban realmente sobre el rey del rock.
Las grabaciones fueron realizadas por el DJ Jerry G Bishop, al que los Fab Four permitieron acompañarles durante aquella gira. Las cintas habían permanecido en las manos de un empresario discográfico durante todo este tiempo, pero ha decidido ponerlas a la venta por 35.000 libras (43.725,120 euros).
En ellas, Paul McCartney, por ejemplo, afirma lo siguiente: «Está claro que desde que tengo 16 años he amado sus discos. Hacíamos versiones suyas antes de componer nuestro propio material, pero sus discos recientes no nos gustan ni la mitad de lo que le dijimos anoche a él».
En cuanto a John Lennon, explica lo siguiente: «Cuando nos preguntan si nos gustaría hacer un disco con él, contesto que no. Nunca nos han gustado esos álbumes en los que juntan a dos famosos. Odiaríamos hacer un disco así».
Al menos, cuentan que él fue sincero y que lo primero que preguntó a Elvis fue porqué no volvía a grabar rock & roll, en lugar de rodar películas par adolescentes. Todo fue así como en broma, y así se lo tomó, aparentemente, el anfitrión. El encuentro fue propiciado por el Coronel Parker, convencido de que así ayudaría a mejorar la popularidad de su protegido. En cambio, Elvis sentía bastante desprecio por esos muchachos que le habían convertido en una vieja gloria con solo 30 años.
Eso sí, hubo una jam session con guitarras (Ringo, viéndose al margen, se fue a jugar una partida de billar con algunos miembros de la llamada«mafia de Memphis», el círculo de amigos y empleados que rodeaba a Elvis). Se cuenta como anécdota que una de las cosas que más impresionó a los cuatro músicos fue ver allí, por primera vez, cómo funcionaba el mando a distancia de una televisión.
12 cosas que (probablemente) no sabíais de James Bond
Los derechos del personaje costaron 6.500 euros
Dado que 007 ya era una estrella de la literatura pulp antes de pasar al cine, el autor Ian Fleming debería haberse llevado una buena cantidad por permitir sus adaptaciones, ¿no? Pues no del todo: en 1954, James Bond tenía sólo un año de vida literaria, así que Fleming no regateó cuando la cadena CBS le ofreció 1.000 dólares de la época a cambio de convertir su libro Casino Royale en un telefilme. Para añadir insulto al dolor, la TV movie convertía a Bond (interpretado por Barry Nelson) enun agente de la CIA, bebe whisky en vez de martinis con vodka, y los otros personajes le llamaban "Jimmy".
La serie de TV que nunca fue
Antes de entrar en tratos para realizar las películas, Ian Fleming coqueteó con la televisión otras dos veces más: la primera, escribiendo los guiones para una teleserie que se debería haber titulado Captain Jamaica, y cuyo protagonista atendía al nombre de James Gunn. La segunda, ya con 007 como figura principal, le fue encargada también por CBS. El proyecto quedó en agua de borrajas, pero el escritor (siempre espabilado) aprovechó el argumento del capítulo piloto para su historia Sólo para tus ojos. M está basada en la madre de Ian Fleming
Tras muchos años interpretado por actores (el primero, y el más recordado, fue Bernard Lee), el jefe supremo del MI6 pasó a tener los rasgos de Judi Dench en GoldenEye. Algo que resultó sorprendente en su día, pero que en el fondo era de esperar: Fleming apodaba con esa letra a su madre Evelyn Fleming, una señora de armas tomar cuya falta de afecto y obsesión por el éxito amargaron la vida de su hijo. Seguro que, después de conocer este dato, verás Skyfall de otra manera. Bond es escocés gracias a Sean Connery
Ian Fleming había concebido a su superespía como un caballero inglés. Así pues, al principio no le hizo ninguna gracia que el personaje pasara a la historia gracias a un actor escocés, con tatuajes y que, para colmo, había trabajado de camionero. Pero esa reacción duró poco: después del estreno de 007 contra el Dr. No, Fleming quedó tan encantado que, en su siguiente libro, incluyó el dato de que Bond era un highlander de pleno derecho. Así mismo, la interpretación de Connery le animó a dotar al personaje de un mayor sentido del humor, y de más suerte con las mujeres (que ya es decir, tratándose de él). JFK era fan
Aunque autores con experiencia en el mundo del espionaje, como John Le Carré (El topo), han afirmado que 007 sería un espía pésimo en el mundo real, John Fitzgerald Kennedy no pensaba lo mismo. Tan aficionado era el mandatario a las novelas de Ian Fleming, que llegó a pedirle consejo al escritor sobre cómo asesinar a Fidel Castro. Para mayor ironía, Kennedy fue asesinado en 1963, justo el año en el que Desde Rusia con amor (su novela favorita de James Bond) fue adaptada al cine.
"¡Cuánto echo de menos la Guerra Fría!"
¿Sabes cuál era el mayor miedo de los productores de la saga durante los 60? Que los roces políticos entre EE UU y la Unión Soviética acabasen demasiado pronto, quitándole así la gracia a las aventuras de James Bond. Mientras escribía el argumento de Operación Trueno (la primera película escrita, pero la cuarta producida) Fleming estaba convencido de que la Guerra Fría tenía los días contados. Así que se inventó a la organización SPECTRA y al malvado Blofeld (y a su gato) para que sustituyeran a la KGB como enemigos de 007. Queda probado, pues, que Fleming era un gran autor de novelas de espías, pero que como analista político no andaba muy fino. 007, la clave ocultista
Las teorías sobre el número de James Bond en el servicio de Su Majestad son muchas y muy variadas, pero hay un hecho cierto: antes que por nuestro agente con licencia para matar, dicho código fue empleado por un tal John Dee. Este personaje del siglo XVI trabajaba a las órdenes de Isabel I de Inglaterra como astrólogo, cartógrafo y espía, firmando con el número de marras sus mensajes para la 'Reina Virgen'. El doble cero venía a representar unos ojos, mientras que el número 7 tiene mucha importancia en el ocultismo. George Lazenby perdió el papel por ir de divo
El segundo actor, y el más efímero, en dar vida a 007 cometió dos errores enormes al tomar el papel. El primero fue negarse a firmar un contrato por siete películas, según un consejo de su agente. El segundo, volverse una presencia insoportable para sus compañeros de rodaje en Al servicio secreto de Su Majestad. Entre las lindezas cometidas por el australiano, destacamos tres: exigir un coche que le llevase del camerino al plató (un recorrido de cien metros), comer ajo antes de una escena de besos para fastidiar a Diana Rigg, y sobre todo presentarse a la premiere del filme con barba y el pelo largo. Como todos sabemos, Bond puede ser un chulo y un asesino, pero nunca jamás un hippie. Goldfinger era el vecino de Ian Fleming
Además de en los anales de la saga Bond, el señor Goldfinger tiene un lugar en la historia de la arquitectura. El personaje real (que se llamaba Erno, y no Auric) era un arquitecto de la escuela brutalista que se hizo famoso gracias a su manía por construir edificios bastante horribles y que vivía en Jamaica cerca de Ian Fleming. El escritor le tenía tanta manía a sus edificios que basó a su villano en él, y cuando Goldfinger amenazó con demandarle, pensó en cambiar su nombre por el de 'Goldprick'. El cual puede traducirse, piadosamente, como "Miembro de Oro". La depilación láser de Sean Connery
Ya que hablamos de James Bond contra Goldfinger, señalemos un dato doloroso. ¿Recuerdas la cara de angustia que se le pone a 007 cuando su enemigo quiere partirle en dos con un rayo láser? Pues es más real de lo que parece: un pequeño error del director de efectos especiales Arnold Luxford hizo que el rayo (en realidad, un soplete que cortaba la lámina de oro desde abajo) se detuviera "a sólo tres pulgadas de su entrepierna". Ay, qué calorcito...
007 contra Steven Seagal
Los padecimientos jamesbondianos de Connery no acabaron con la anécdota descrita arriba, con el encasillamiento o con lo mucho que le costó ser tomado en serio tras abandonar al personaje. Cuando, ya mayorcito, volvió a encarnar a James Bond en Nunca digas nunca jamás (un remake encubierto de Operación Trueno), el actor escocés se tomó muy en serio el entrenamiento en artes marciales, llevándose de recuerdo un brazo roto. ¿El culpable de la lesión? Un tal Steven Seagal, que por entonces aún trabajaba como sensei.
Siete 'chicas Bond', una sola voz
¿Te suena el nombre de Nikki Van Der Zyl? Seguramente no, pero si gustas de ver las 'películas Bond' en versión original, habrás oído su voz muchas veces. Desde 007 contra el Dr. No, cuando dobló a Ursula Andress, esta actriz de voz se convirtió en la dobladora de referencia para las 'chicas Bond' que, o no dominaban mucho el inglés, o andaban justitas de dicción. Entre ellas estuvieron Jill Masterson (en James Bond contra Goldfinger) y Mie Hama, la belleza oriental de Sólo se vive dos veces. Van Der Zyl abandonó la saga en 1974.
En las primeras décadas de la historia de la radio, muchos programas emitían noticias en directo o transcritas y programas de entretenimiento. Las cosas empezaron a cambiar ligeramente cuando, en 1927, Christopher Stone incluyó conciertos grabados de música clásica en la BBC. Se llamo así mismo presentador. En Estados Unidos los locutores eran anónimos y dabandetalles de la música que emitían sin personalidad ni explicaciones. A comienzos de la década de 1930, Al Jarvis creó el programa Make Belive Ballrompara la KGWB de Los Ángeles. El programa de Jarvis presentaba a una banda con lo que creaba la ilusión de un verdadero salón de baile.
En 1935 en la WNEW de Nueva York, Martin Block decidió emitir grabaciones entre los boletines de noticias sobre secuestro de Limbergh, una extraña combinación. Entonces adoptó la idea y el título del programa de Jarvis y empezó su propio Make Belive Ballrom el 3 de febrero de 1935.
La personalidad de Block brillaba en sus programas y el periodista Walter Winchell lo llamó Disc Jockey (jinete de discos) la primera utilización del término.
La innovación de Block propició una tregua entre las antes beligerantes emisoras de radio y las compañías discográficas aldarse cuenta estas últimas de que la radio les hacia propaganda gratuita. El programa de Block se emitió a nivel nacional en 1940. Fue muy popular, en 1948 apareció en un cortometraje musical presentando el programa y en 1949 Colombia Pictures realizó una película musical titulada Make Belive Ballrom.
Block dejó el programa en 1954 por The Martin Block show en la emisora ABC. Make Belive Ballrom, Con diferentes presentadores aún sigue en antena.
Está uno con esa falsa sensación de que todavía es joven, cuando de repente aparece en el horizonte el aniversario de una película que uno recuerda haber visto en el cine, como si hubiera sido ayer. Y no son diez ni quince, sino veinte los años que nos separan estos días del estreno de Reservoir dogs, la ópera prima de Quentin Tarantino, que le lanzó del anonimato al Olimpo del cine independiente, una etiqueta que le duraría poco tiempo.
Para celebrar la onomástica del debut tras las cámaras de uno de mis directores favoritos, en CINEMANÍA nos ha preparado una infografía con algunos de los datos, si no necesariamente relevantes, sí más curiosos de la película. ¿Sabías que uno de los señores de Reservoir dogs es en realidad hermano de Vincent Vega de Pulp Fiction? ¿Y que Madonna se puso en contacto con Tarantino para dejar algunas cosas en claro después de ver el primer diálogo del film? Fuente: Cinemanía
La primera semilla del rock and roll germina a lo largo de un tórrido 5 de julio de 1954, en alguna parte de la América profunda en el Studio Sun de Memphis, Tennessee. Dirigido por el agente y productor Sam Philips, un joven blanco y engominado de 19 años, Elvis Presley, graba una una vieja canción de Arthur Big Boy Crudup del año 1943 y titulada “That’s all Right Mama”. Tiene como base en tempo binario rockabilly, y cuenta con Scotty Moore a la guitarra y Bill Black al contrabajo.
Con este tema, América, la tierra prometida, descubre la voz de un desconocido llamado Presley.
Apoyado por los discjockeys, de entre los que destacan Bob Neal y Alan Freed, quienes ya en 1951, se ocupaban de la emisión radiofónica The moon Dog Rock and Roll House Party, el tema de Elvis invadió las ondas y amenazo los territorios del rhythm and blues, del boggie-woogie y del doo-wop, hasta ahora reservados a los artistas de color: Fat Domino, Ray Charles, Little Richards, Big Joe Turner, Jimmy Reed, Bo Diddley, Mudy Waters, Chuck Berry…Son ellos los precursores, la mecha de la dinamita, pero la América puritana conservadora y racista los relega a las salas de baile de Nueva Orleans, a los honkytonks del Mississippi o a los clubs de Harlem.
El rock, con sus pecadores turbulentos, no “huele” precisamente a santidad, y por ello sus horas parecen contadas. Se prefieren las big bands de Sinatra, las amables voces country, las dulces voces de Par Boone, Rick Nelson o Tommy Steele.
Tachadas de música obscena y lasciva por las masas bien pensantes, los poderes políticos y la industria discográfica, las canciones de Elvis se censuran por los programadores de las emisoras de radio. ¡Esos estúpidos pensaban que Elvis era negro! Hará falta esperar hasta el 9 de septiembre de 1956 y su aparición televisiva con Don’t Be Cruel, en el Ed Sullivan Show para que cambien los vientos y el Norte se une al Sur para rendirse a Elvis “la pelvis”, que ya hace años que triunfa en concierto en los estados sureños.
Su carrera está en plena ebullición, sin convencer del todo a los padres, y desencadena la histeria de las chicas y el fanatismo de los adolescentes. Hollywood y la Paramount le hacen puentes de oro; aparece en Love me Tender, el coronel Parker se convierte en su manager y el “pollo salvaje” pronto dejara de serlo. Mientras tanto, tras él se cuece el famoso rock crudo de 1955: Eddy Cochran, Buddy Roy Orbison, Johnny cash, Gene Vicent, Carl Perkins, Jerry Lee Lewis, Hill Halley…