Hoy me vais a disculpar pero no voy hablar de cine. Ayer estuve de concierto y este fin de semana la verdad es que no he tenido tiempo para ver nada.
Así, si os parece os escribo una pequeña crónica de lo que viví la noche del sábado.
¿Recordáis aquel programa que ponían en la 2 que se llamaba “Que Grande es el Cine”? Era un programa dirigido por José Luis Garci, ponían muy buenas películas pero tras ellas, venían unos coloquios súper monótonos y aburridos como plomo derretido y cargados de toneladas y toneladas de pedantería. Bueno, ¡qué me voy por las ramas, además hoy no voy hablar de cine! Simplemente me he acordado de este programa y lo he relacionado con el concierto al que fui el sábado por el título. Lo único que en este caso sería…
Libertad, rebeldía, diversión…vamos todo eso que por desgracia es difícil encontrarte actualmente en los conciertos a los que acudimos, milimétricamente calculado, organizados y sin una pizca de rebeldía.
Por eso cuando un día descubres un pequeño garito con las dimensiones de un garaje y pasa lo que paso el sábado por la noche….”pufff...” piensas menos mal…¡¡todavía existe!!
Después de esta introducción os relato lo que me paso:
Primero el garito “Rock Palace”, curioso nombre cuando entras por primera vez y lo que te encuentras es un pequeño espacio diáfano con un escenario y una barra con camarero de enormes brazos tatuados incluido. No más grande que el típico taller de “chapa y pintura” de esos que hay en todos los barrios sin más florituras que un graffiti en una de las paredes.
Ni sillones, ni mesitas ni carteles de conciertos ni espejos ni bolas de luces ni toda esa parafernalia que tienen en un montón de salas. La palabra para definirlo sería austeridad.
Pero enseguida te das cuenta que todo tiene sentido y que realmente el nombre del local es de una justicia aplastante, ya que allí a lo que se va es a: escuchar, vivir, disfrutar y gozar con el Rock y para eso, ¡toda parafernalia sobra!.
Segundo. El cartel.
Concierto patrocinado por Dirty Water Record, sello independiente de Londres especializado en Garage, Punk y Rock. Esa noche nos presentan a Hollywood Sinners, Los Chicos, y como estrellas a Muck & The Mires.
Por orden de aparición:
Hollywood Sinners. Cazadoras negras, flequillos tapando los ojos y canciones de no más de 1 minuto y medio estilo 100% de aquellos Ramones del CBGB, la única diferencia de que estos chicos son de Toledo y no del de Ohio, son Bolos!!. Mezclan temas en inglés con español.
Los Chicos
Pues como una mezcla de los Blues Brothers con Muchachada Nui y el Club de la Comedia.
Rock, R&B, Garage y mucho mucho humor, diversión asegurada. Su cantante hizo de todo: mezclarse entre el público, quitarse las botas, sentarse en el escenario hacer que el público se sentase también y ¡hasta que se tumbara! en una especie de “sesión loca” entre el Cantacuentos (los que tenéis niños pequeños sabéis de que hablo) y una sesión de “spa rockero”.
¡Locura juego y diversión! ¡¡Hasta se atrevió con una versión del Extasy Extano de Chimo Bayo!!
¿De eso se trata no? Es como decía al principio de este post, sentirse libre volver a la niñez a que te de igual todo…esa es la esencia del rock ¿No creéis? ¡Venga! ¡Quitémonos la gafa-pasta de pseudo intelectual modernito e Indie!!
El Rock es volver a ser niños, a jugar sin que te importe lugar, día, hora, la lluvia, el frío o que tu madre te este gritando desde una ventana que tienes que subir hacer los deberes… ¿Lo recordáis?, seguro que si.
La verdad es que hacía tiempo que no me reía tanto viendo un concierto diría más creo que ¡nunca me he reído tanto en un concierto!
Y para terminar las Estrella de la velada Los Muck & The Mires banda de Boston campeones en el potente concurso que organiza uno de los mayores promotores del garage-rock a nivel mundial. Tras perder la final del Cave Stomp neoyorquino se presentaron a la Little Steven’s Battle of Bands organizada en Providence. Resultaron campeones con el consecuente resentimiento de las bandas locales a las que les costó aceptar que el premio fuera a parar a un grupo de Boston.
Liderada por Evan Shore de corazón bipartito (Ramones-Beatles) empezó en este negocio en los 80 en diferente bandas hasta que unió a los Mires
Evan apasionado el garage-rock de los primeros sesenta y la música Merseybeat define así sus gustos musicales:
«Los Ramones y los Beatles son mis dos bandas favoritas de todos los tiempos. Mucha gente mete en el mismo saco a los Ramones y las otras bandas de punk rock, pero los Ramones estuvieron fuertemente influenciados por los primeros Beatles: los cortes de pelo, vestuarios, canciones de dos minutos, armonías vocales y sentido del humor. Incluso tomaron su nombre de ellos… el nombre de escena de McCartney en un principio fue Paul Ramon. Nuestro sonido, obviamente, se inclina más hacia los primeros Beatles, pero tocamos más alto y más rápido, como hacían los Ramones en directo. Un sonido Merseybeat pero con una actitud afiladamente punk.»
¿Suena bien verdad? Pues sí, si sonaban muy pero muy bien hermanos. ¡GRANDES! Los Muck & The Mires, son una especie de máquina del tiempo con toda la frescura que conserva el estilo musical que se inicio en esos primeros 60, y lo más importante que cuando les ves en el escenario se divierten y eso se nota, se transmite y el público también se moja, o más bien se empapa.
En resumen, que me estoy extendiendo.
Que entramos en el garito a eso de las 23’00 y salimos a las 2’00 con una sonrisa de oreja a oreja y con una sensación de haber pasado unas cuantas horas entre amigos jugando. ¿Recordáis esa sensación….?